Autodestrucción
El agua estaba helada. Si no lograba salir moriría
congelada. No recordaba cómo estaba allí ni por qué. Mil imágenes cruzaron en
menos de un instante por su cerebro. Se desplazaba silenciosa buscando una
salida. Metros más abajo el agua estaba más caliente, pero la salinidad era muy
elevada y el riesgo de deshidratación enorme. Le pareció que una música
conventual se colaba por entre las piedras y suave llegaba a sus oídos a pesar
del frío, del agua y la sal.
El cansancio y la falta de oxígeno
eran evidentes cuando creyó que aquella cámara se abría en un conducto, en un
enorme pasillo que le llevaría lejos. Se dejó arrastrar. Luces tenues señalaban
que al fondo había esperanza. Apretó un botón y cabeza, brazos y piernas se
vieron rodeados con globos protectores. La corriente era vertiginosa y lo más
probable parecía que chocara rompiéndose un brazo o perdiendo el conocimiento,
con lo que la muerte sería imparable.
La temperatura del agua había
cambiado bruscamente y a lo lejos le pareció ver una cortina de niebla o vapor.
Tenía que salir de allí como fuera. Una mirada hacia arriba le sugirió que se
encontraba de nuevo encerrada. Las paredes parecían rocosas. Intentó agarrarse
a un saliente que se dobló y cambió de forma como si se tratara de una esponja
claramente corrosiva. Había perdido las yemas de los dedos y sangraba de forma
imparable. No lo pensó dos veces y colocó su reloj en posición de
autodestrucción. Las alarmas sonaban atronadoras: En diez segundos
autodestrucción total…En ocho segundos autodestrucción total…en…siete segundos
autodestrucción total…
Abrió el ojo y localizó aquel
aparato infernal. Miró alrededor. ¡No entendía nada! Un charco de agua caliente
aún humeante rodeaba la cama. Los dedos de la mano izquierda estaban amoratados
y la sangre fluía por una uña medio arrancada que colgaba de un dedo. El
camisón rodeaba su cabeza apretándole las orejas. Se había orinado encima y en
la radio sonaban cantos gregorianos.
Nota del autor:
La música en la radio del coche y
un viaje que se hacía interminable hizo parte de la historia.
Treinta de septiembre de 2018,
volviendo a Madrid.
Aiss que bien detallado, me da repelús!! Me parece un blog muy interesante, me quedo por aquí. Si te apetece conocer el mio es https://dichadulce.blogspot.com Saludos
ResponderEliminar