viernes, 8 de diciembre de 2017

He viajado (ahora charro, luego campesino)

He viajado [ahora charro, luego campesino]

He viajado casi 10.000 km a una tierra amiga,
donde el sol se pone a otra hora,
donde la gente sonríe y te estima,
donde ya nada es mentira,
donde a mojada la tierra huele,
donde la luna brilla.

He visto, a lo lejos,
moverte allí, por los cerros,
entre los magueys,
sembrando despacio esperanzas de mañana.
He sido charro y lanzado lazos imposibles,
hacia ti que te movías, rápido ágil,
esperando recibir de mí un poco de allá
un consejo amigo,
algo nuevo que quizás no llegó y
que te habría hecho más feliz.
He sido un tanto campesino tratando de recompensar
con hortalizas, verduras y frutos de mi mente
tu esfuerzo, tus miles de gracias,
tus sueños, ensueños y realidades.

He visto tus ojos derramando hermosura,
calor tropical, azules profundos,
verdes imposibles, rojos de tierra adentro,
negros obsidiana y amarillos guayaba
que hicieron soñar que aquello era mío,
que aquí siempre estuve,
que nada era tan cierto como tu horizonte
repleto de cafetales,
de suspiros que huelen a caña,
a naranjas y limones,
a mango y corazón de papaya.

He viajado lejos,
a donde hasta ahora nunca pensaba,
a donde hoy más de mil estrellas
componen tu perfecto cielo,
a una tierra donde el frío duele,
como duele tu amor admirable,
de siempre, agradecido, sincero.

He viajado casi 10.000 km
a reencontrar rostros,
ancestros de conquistas,
arrugas de ahora, de antaño
y las he hecho mías.
Me he movido entre amistad y
susurros de agua, de picante,
de noches sin dormir,
entre pirámides imposibles,
llenas de nichos silenciosos,
de juegos de pelota
y serpientes emplumadas.

He viajado, me he movido,
entre sonrisas expectantes,
más allá del inframundo,
entre los 13 planos celestes
que te envuelven, desmoronan
y hacen, una vez tras otra,
que el tiempo ya no exista,
que los sueños tampoco,
pero que tu verdad sostendrá mi existencia
aquí y allá, ahora y más tarde.

He viajado y viajaré
cuando la parca se haga señora de mis noches
y siempre pueda moverme contigo
de Omeyocán a Tlálocan
sonriendo acá, agraciado allá,
con mis santos y los tuyos,
ahíto de música, de canciones, de silencios,
de confidencias y complicidades.

He viajado casi 10.000 km para aprender
Que el tiempo sigue deprisa,
espantando realidades y sueños
en Náhualtl o en el actual cosmos.
Nada importa si la muerte ya no llega
Y el abrazo se hace inmortal para estar contigo


México-Madrid, noviembre 2017

No hay comentarios:

Publicar un comentario