martes, 21 de marzo de 2017

Y llovieron lágrimas


He lanzado voces de soledad buscando ecos.
He boceado en mi soledad esperando oír tu silencio.
La noche siempre es amplia y profunda
y su sensual velo abre viejas heridas y deja escapar ansiados sueños.
¡Qué bien se me da la búsqueda irreal de cantos de sirenas!

Hace años desde que deambulo, al despertar, borro de mis pocos recuerdos
tu boca ausente y con ella tu sonrisa etérea.
Se diría que el eco de mis gritos despierta matices que
se hacen invisibles cuando en la madrugada el sol se estira.
Luego el día aísla tu recuerdo en un sinfín de historias.

Llueven lágrimas enrojeciendo al campo,
a la luz que filtra entre los árboles, a mi propio yo.
Llueven lágrimas sobre mi espíritu y hacen aún más difícil mi existencia.
Es como si el cielo lanzara miles de frutos rojos
reclamando algo más auténtico, algo mejor hecho.
Late mi yo evitando la agresión, pero los impactos son muchos y dolorosos.

Vuela mi imaginación como la manada de patos al atardecer,
Hacia su cobijo entre los juncos, en la laguna próxima.
En el agua, la luna ha abierto, junto a la islita,
un silencio absoluto donde se adivinan unos ojos,
donde las lágrimas enrojecen el agua como antes lo hizo la tormenta.

De nuevo llueven lágrimas por doquier y mis sueños se esconden más allá de los juncos,
donde a mi corazón pregunto si son seguros mis pasos,
yendo y viniendo de un sueño a otro, de un silencio a otro,
donde de nuevo tu sonrisa se adivina y me acoge,
donde tu silencio parece contestar a mis voces.



Enero 2017

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